Matías López de Briñas OPINION
La
lenta agonía del turismo
El sector sufre una de sus crisis más severas, ante la impotente mirada de las
autoridades que no saben o no quieren actuar en su rescate
Por: Matías López de Briñas
Desde hace 14 meses los argentinos estamos frente a
un escenario inédito y desesperante: la pandemia del coronavirus. No ocurre
sólo aquí, es mundial; con gobiernos de distintos signos políticos que se
encuentran ante un panorama de difícil solución a corto plazo, pero que exige
soluciones urgentes y temporales.
En la Argentina por decisión del Gobierno nacional se decidió el cierre de
fronteras y que el turismo internacional esté imposibilitado. Dicha medida
produjo una paralización total de la industria del turismo, en especial en la
capital del país.
Las consecuencias son numerosas y negativas, mientras que el pedido de ayuda
económica, por parte de los dueños de hoteles y agencias de viaje, no encontraron
eco en los despachos de los funcionarios. Ahora me pregunto, es ¿economía o
salud?, o son ¿ambas por igual?.
Desde 2020 que ese dilema tiene a la opinión pública enfrentada y en constante
debate. Roza lo filosófico y hasta lo existencial, pero olvida lo urgente...
muchos trabajadores quedaron despedidos y sin un sustento económico.
En varios países del mundo, en especial latinoamericanos, se buscó encontrar un
equilibrio entre el funcionamiento de la economía y la salud pública. México,
Chile y Uruguay son un buen ejemplo al respecto.
Con aciertos y con errores, claro está, pero por lo menos lo intentaron. En
Ciudad de México, para ejemplificar, la actividad del turismo continuó en
funcionamiento, no hubo cierre de las fronteras, los hoteles estaban abiertos,
y el sector no sufrió una paralización brusca.
Posiblemente, una pregunta válida es ¿si aún eligiendo ese camino los casos de
coronavirus en territorio mexicano bajaron?. Los datos mostraron que no, pero
el sector de viajes y turismo tuvo una caída que en comparación a sus colegas
argentinos fue muy baja.
No es salud o economía, es una mezcla de ambas. La humanidad vive una situación
nunca antes vista, por lo que es necesario que las pérdidas económicas sean las
menores posibles.
En Chile y Uruguay, en tanto, se vivió una situación similar. La industria sin
chimeneas, como se la conoce, mantuvo su funcionamiento, sus puertas abiertas,
aún con pocos turistas que recorran sus calles, pero "donde poco es mejor
que nada".
Que los gobiernos le den su apoyo al rubro hotelero y turístico, no significa que
no puedan tomar medidas excepcionales. Por ejemplo, durante el verano pasado,
las autoridades chilenas y uruguayas cerraron fronteras, pero por un tiempo
determinado y muy acotado.
Es salud y economía, a la misma vez las dos premisas. Ese es el camino que
muestran varios países y en el cual Argentina debe mirarse, teniendo en cuenta
que es un territorio en vías de desarrollo y de ingresos medios.
Países desarrollados, como los ubicados en Europa, pueden cerrar su economía
sin mayores problemas, pero en Latinoamérica dada la desigualdad social, es
algo imposible
En Argentina, al cerrarse las fronteras durante más de un año, los arribos se
redujeron un 77,3%, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos. Se
perdieron empleos de manera directa e indirecta, hubo cierre de hoteles, de
comercios ligados al turismo como los gastronómicos y vimos, además, el cese de
operaciones de varias aerolíneas extranjeras que dejaron de operar en el
aeropuerto de Ezeiza.
Sin turistas, no hay industria y por lo tanto, no habrá trabajo. En tanto, sin
un sueldo en una familia, tampoco podrá haber salud.
Dada la grave situación, urge que el Ministerio de Turismo nacional, al igual
que las autoridades del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, otorguen nuevas
facilidades económicas al sector, como exenciones impositivas por determinados
meses. Es importante que se logre un equilibrio entre los protocolos que se
puedan realizar dentro de los hoteles, y a la vez, el ingreso al país de
turistas internacionales, con previo hisopado negativo.
No es salud o economía, son las dos por igual, pero con un agregado más... con
ayuda cívica por parte de la población. Nos cuidamos todos y en todo.



